lunes, 27 de mayo de 2013

¿Quién debe cuidar al adulto mayor?

¿Qué grado de responsabilidad moral han de tener tanto la familia como lapropia sociedad en el cuidado de estas las personas adultas mayores?

Cuando el Estado delega la responsabilidad de cuidar a las personas adultas mayores que padecen una demencia, los familiares deben asumir la totalidad del gasto que esto implica, pues no sólo se trata de la parte económica, sino del coste físico y emocional (García-Férez, 2004).

Pero ¿qué es lo que más desea el paciente con demencia? ¿Un cuidador profesionalmente impecable o ser tratado con cariño? La respuesta que ofrece García-Férez (2004) en su artículo nos deja ver una clara inclinación hacia este último aspecto de los cuidados, es decir, fuera de un cuidador perfecto, prefieren uno amable.

Una de las formas de corresponder de forma justa al adulto mayor que nos cuidó puede ser el procurarle cuidados. Sin embargo, éticamente, el cuidar al progenitor con demencia se puede fundamente en cuatro motivos: por amor, por justicia, por moralidad y por interés (García-Férez, 2004).

  • Amor. El amor, respeto y cariño son los pilares que impulsan a los cuidados de la calidad humana, a pesar de si las relaciones padre-hijo fueron afectuosas o no.
  • Justicia. Existe, en cierta manera, cierta deuda de gratitud entre padres e hijos, de la misma manera que los hijos tuvieron derecho a ser cuidados cuando eran infantes, lo tendrán los progenitores cuando no pueda realizarlo por sí mismos.
  • Moralidad. Aquí entran en juego nuestros valores culturales, que imponen en nosotros la obligación de procurar que los progenitores no vivan en condiciones indignas.
  • Interés. Se trata de esperar, a cambio de los cuidados, bienes materiales.

  El Estado y las familias, idealmente, deberán actuar de manera interdependiente para cuidar al adulto mayor con demencia. Mientras que el familiar ofrecerá el soporte emocional, afectivo y acompañamiento, el Estado compartirá esta responsabilidad tanto del sector público como el privado. Los cuidados del paciente adulto mayor con demencia, deben compartirse entre estos dos actores, familia y Estado, y, a no ser estrictamente necesario, nunca deberá delegarse (García-Ferez, 2004).



Referencias.

García-Férez, J., (2004) El problema ético de la obligación filial y/o social de cuidar a personas mayores con demencia. Revista Española de Geriatría y Gerontología. 39 (1), 35–40.

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