lunes, 20 de mayo de 2013

¿Para que los vínculos sociales en el envejecimiento?

Tener una red social personal sólida, sin importar el número de miembros que por ella esté conformado, trae beneficios en la salud del individuo, promueve su recuperación de enfermedades padecidas y reduce el estrés percibido ante las inclemencias de la vida cotidiana. Este fenómeno se debe a varios factores:




  1. La red social promueve actividades relacionadas con la salud (por ejemplo, ir a consultas con profesionales de la salud) y con el autocuidado (por ejemplo, estando al pendiente de la higiene y aliño).
  2. Asimismo, esta red ofrece en sí misma una razón para vivir, lo que otorga un sentido de vida al individuo dándole un rol y estatus.




Por el contrario, carecer de una red social o que esta sea pobre en cuanto a la fortaleza de sus vínculos es un factor de riesgo que trae consecuencias negativas para la salud. Al mismo tiempo, existe una relación entre el estar enfermo (sobretodo enfermedades crónicas p. ej. Alzheimer) y la reducción de dicha red, misma que crea un círculo vicioso que responde principalmente a los siguientes factores:
  1. La enfermedad reduce la actividad y al reducir la actividad con los miembros de la red se debilitan los vínculos.
  2. Reduce la reciprocidad que existe en las relaciones cotidianas: tú me ayudas y, en recompensa o gratificación, yo te ayudo, sin embargo, la persona enferma puede no ofrecer este beneficio.
  3. A lo largo del proceso de cuidar al enfermo, se recibe poco reforzamiento positivo que podría manifestarse en ver mejoras en la salud de la persona, si la enfermedad es crónica, posiblemente se visualicen pocas mejoras o estas podrían incluso pasarse por alto.
  4. Sobrecarga de cuidados, si sumamos todos los factores anteriores y se le agrega la carga física y emocional que involucra cuidar de una persona, se puede presentar esta sobrecarga que dificultará y reducirá aún más el vínculo afectivo.
Debido a esto es que es necesario crear una cultura incluyente e intergeneracional, que nos permita tener amistades y desarrollar nuevos vínculos con personas de todas las edades de modo que nos contagiemos de la capacidad de asombro de los niños, las ganas de soñar y emprender de los jóvenes, la templanza y madurez de los adultos y la sabiduría del adulto mayor.

Referencias.
Sluzki, C. (1995). Capítulo 4: De cómo la red social afecta la salud del individuo y la salud del individuo afecta la red social. Dabas, E, y Najmanovich, D., (1995) El lenguaje de los vínculos, hacia el fortalecimiento de la sociedad civil. Paidós. Buenos Aires. 114-123.

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