lunes, 27 de mayo de 2013

El adulto mayor y la resiliencia

Es necesario hablar acerca de lo que es la resiliencia. Se habla de una persona resiliente cuando, a pesar de haber vivido situaciones desfavorables en su vida, es capaz de sobrellevarlas sin afecten su forma de vida actual (Carretero, 2010). Sin embargo, todavía hoy es difícil identificar qué permite a las personas resilientes sobreponerse a situaciones traumáticas y de riesgo, mientras que otras no corren con la misma suerte.

La resiliencia es entonces la habilidad para sacar provecho de las situaciones más adversas pudiendo a la vez aprender de ellas. Hoy en día es complicado conocer las causas que llevan a una persona a ser resiliente o no, se habla de factores que pueden predecir esta capacidad por ejemplo, teniendo una afiliación religiosa, ciertos años de escolarización, haber tenido padres afectivos, tener amistades o ciertas ventajas económicas... sin embargo, ningún factor por sí mismo es capaz de indicar quién tendrá la capacidad de resiliencia (Carretero, 2010).

Aunque algunos de los factores pueden corresponder a la infancia, las personas adultas mayores también pueden poseer resiliencia, de hecho, se considera uno de los factores involucrados dentro del envejecimiento exitoso, pues parece ser un factor que promueve la salud y la percepción de bienestar en el individuo (Cárdenas-Jiménez y López-Días, 2011).


El que no haya factores que por sí mismos sean suficientes para determinar la capacidad de resiliencia es a la vez una ventaja desde el ámbito de la asistencia social, debido a que implica que no hay una condición única para poder desarrollarla, por lo que puede fomentarse en todas las personas y puede ser objeto de intervención. Es decir, debido a que es una capacidad, es factible de ser enseñada y aprendida por cualquiera (Carretero, 2010).

Se entiende pues, que el proceso de envejecimiento puede representar una crisis para el ser humano que parte de una sociedad en la que los prejuicios hacia la edad avanzada están en boga. El que esta adversidad pueda verse como una fuente de aprendizaje y de retorno a un balance físico y emocional podrá depender de un estilo de vida resiliente, que evite que el envejecimiento sea concebido como una crisis insuperable (Zarebski, 2011).

Actualmente la resiliencia es vista también como una forma de aproximación terapéutica y utilizada por psicólogos y otros profesionales de la salud. El adulto mayor que así lo deseé puede modificar su estilo de vida para tener un desenvolvimiento más placentero desarrollando hábitos saludables y promoviendo factores de resiliencia en el mismo, para ello, no hay fórmulas escritas, pero siempre existe la posibilidad de buscar a un profesional. Nunca olvidemos que ¡Ser mayor es vivir a lo grande!



Referencias.

Cárdenas-Jiménez A., y López-Días, A. (2011) Resiliencia en la vejez. Rev. salud pública. 13 (3): 528-540. Colombia. Recupuerado en:

Carretero, Raúl. (2010) Resiliencia. Una visión positiva para la prevención e intervención desde los servicios sociales. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas | 27 (3). España. Recuperado en: http://www.ucm.es/info/nomadas/27/raulcarretero.pdf

Zarebski, G. (2011) Campo de la psicogerontología: vulnerabilidad emocional, factores de riesgo psíquico y resiliencia. 1-28. Compilador: Quintanar, F. (2011) Atención psicológica de las personas mayores. México. Pax.

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