lunes, 24 de junio de 2013

La Inteligencia a través del Envejecimiento

El periodo de la vejez es un periodo de grandes cambios, lamentablemente el organismo se deteriora, las afecciones y patologías se vuelven más frecuentes y severas, disminuyendo con esto las facultades de las personas de 65 años en adelante.

En un estudio realizado por Schaie y Willis se estudió durante siete años a personas de entre 25 a 81 años observando un incremento de la inteligencia desde los 30 hasta los 40 y manteniéndose hasta los 50 años, produciéndose luego un decremento entre los cincuenta y tres y sesenta años en adelante.

Las investigaciones de Cattel y Horn en 1989 demostraron que la inteligencia está compuesta por dos habilidades: la cristalizada y la fluida.

La inteligencia fluida, hace mención a la eficiencia mental esencialmente no verbal y que es relativamente libre de la cultura. Esta comprende capacidades de adaptación y de nuevo aprendizaje y se relaciona con las operaciones y procesos mentales. La inteligencia fluida depende más de las estructuras psicológicas (regiones corticales y subcorticales) que sustentan el comportamiento intelectual de la inteligencia cristalizada. La inteligencia fluida aumenta hasta cierto punto en la adolescencia, cuando llega a un punto máximo; luego, comienza a disminuir por la degeneración gradual de las estructuras fisiológicas. La inteligencia fluida es más sensible a los efectos ocasionados por lesiones cerebrales que la inteligencia cristalizada. La velocidad de procesamiento rápida y una gran memoria de trabajo se relacionan, al parecer con la inteligencia fluida.
La inteligencia cristalizada, se refiere a habilidades y conocimientos adquiridos que dependen, en términos de desarrollo, de la exposición de la cultura. Comprende funciones cognitivas bien aprendidas y establecidas y se relaciona con productos y realizaciones mentales. En la inteligencia cristalizada influyen muchos factores educativos, forales e informales que se presentan a lo largo del ciclo vital y en consecuencia, aumenta al menos durante la adultez media.

La memoria inmediata es la que más se deteriora en el adulto mayor en cambio la memoria a largo plazo suele mantenerse, ya que los adultos mayores suelen recordar con facilidad acontecimientos vividos en la infancia o juventud emitiendo relatos a las personas que comparten su entorno familiar o social.

Las limitaciones que se presentan en este aspecto son principalmente de base neuro-biológicas ya que comienza a incrementarse el deterioro de las conexiones y redes neuronales y un descenso en el número de células que componen la red nerviosa.

Por lo cual la ejercitación mental se vuelve imprescindible durante este periodo de la vida al igual que el apoyo que puedan brindar  los familiares amigos o personas próximas al entorno social y familiar de cada adulto mayor.

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