El periodo de la
vejez es un periodo de grandes cambios, lamentablemente el organismo se
deteriora, las afecciones y patologías se vuelven más frecuentes y severas,
disminuyendo con esto las facultades de las personas de 65 años en adelante.
En un estudio
realizado por Schaie y Willis se estudió durante siete años a personas de entre
25 a 81 años observando un incremento de la inteligencia desde los 30 hasta los
40 y manteniéndose hasta los 50 años, produciéndose luego un decremento entre
los cincuenta y tres y sesenta años en adelante.
Las
investigaciones de Cattel y Horn en 1989 demostraron que la inteligencia está
compuesta por dos habilidades: la cristalizada y la fluida.
La
inteligencia fluida, hace
mención a la eficiencia mental esencialmente no verbal y que es relativamente
libre de la cultura. Esta comprende capacidades de adaptación y de nuevo
aprendizaje y se relaciona con las operaciones y procesos mentales. La
inteligencia fluida depende más de las estructuras psicológicas (regiones
corticales y subcorticales) que sustentan el comportamiento intelectual de la
inteligencia cristalizada. La inteligencia fluida aumenta hasta cierto punto en
la adolescencia, cuando llega a un punto máximo; luego, comienza a disminuir
por la degeneración gradual de las estructuras fisiológicas. La inteligencia
fluida es más sensible a los efectos ocasionados por lesiones cerebrales que la
inteligencia cristalizada. La velocidad de procesamiento rápida y una gran
memoria de trabajo se relacionan, al parecer con la inteligencia fluida.
La
inteligencia cristalizada, se refiere a habilidades y conocimientos adquiridos que dependen, en
términos de desarrollo, de la exposición de la cultura. Comprende funciones
cognitivas bien aprendidas y establecidas y se relaciona con productos y
realizaciones mentales. En la inteligencia cristalizada influyen muchos
factores educativos, forales e informales que se presentan a lo largo del ciclo
vital y en consecuencia, aumenta al menos durante la adultez media.
La memoria
inmediata es la que más se deteriora en el adulto mayor en cambio la memoria a
largo plazo suele mantenerse, ya que los adultos mayores suelen recordar con
facilidad acontecimientos vividos en la infancia o juventud emitiendo relatos a
las personas que comparten su entorno familiar o social.
Las limitaciones
que se presentan en este aspecto son principalmente de base neuro-biológicas ya
que comienza a incrementarse el deterioro de las conexiones y redes neuronales
y un descenso en el número de células que componen la red nerviosa.
Por lo cual la
ejercitación mental se vuelve imprescindible durante este periodo de la vida al
igual que el apoyo que puedan brindar los familiares amigos o personas
próximas al entorno social y familiar de cada adulto mayor.
Referencia: Procesos Psiconeurológicos
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